lunes, 22 de agosto de 2011

SUPER 8, De vuelta a la inocencia

Imaginemos a un adolescente amante del cine y de historias fantásticas; maravillado en 1977 cuando va a ver con su grupo de amigos el estreno de “Encuentros Cercanos del Tercer tipo” de Steven Spielberg, o al ver la gran ET tan solo un par de años después; estas películas permiten florecer su amor por contar historias; el chico crece y decide convertirse en cineasta y escritor. Muchos años después, siendo considerado como una de las mentes más influyentes en la industria, realiza un homenaje a lo grande de esas películas y a ese gran director, que de una manera muy directa lo llevaron a contar sus primeras historias con la ayuda de su cámara “Super 8”.

Estoy hablando de J.J Abrams conocido por ser creador, director y productor de exitosas series de TV como Alias, Fringe y la gran Lost, y haber llevado al cine de gran manera, lo que parecía impensable por los fanáticos, el reinicio de Star Trek. En esta ocasión nos trae un homenaje, porque no puede ser llamado de otra forma, a las grandes películas de Steven Spielberg y del cine de aventuras en general de finales de los 70 y comienzos de los 80, con todos los elementos que nos hicieron soñar en algún momento con emprender una aventura con nuestros amigos de infancia, con ver un ovni, buscar un tesoro perdido, establecer contacto con otras formas de vida; y esto no podía ser de otra forma sino conservando la esencia de estas películas, incluso aquello que era un desacierto pero que al mirar en retrospectiva servía para que la imaginación volara de principio a fin.

Es imposible ver esta película sin pensar en ET, o en The Goonies. El espíritu de estas películas está vivo en cada cuadro de Super 8, procedente de una época de inocencia, cuando nos maravillamos al ver a Martin McFly viajar al pasado en un Delorean, o al ver a un extraterrestre llamando a casa con el juguete  de la pequeña Drew Barrymore; cuando no cuestionábamos si era posible que un grupo de chicos encontrara un mapa del tesoro en el desván de sus casa. Así es esta película, repleta de eventos  que desafiaran nuestra lógica de adultos y hoy día nos hará fruncir el ceño, pero en el alma de las películas de aventuras que representa, será ese conector con la época en que todo eso era posible.

En la historia tenemos a un grupo de amigos a finales de los 70, grabando una película de Zombies con su “Super 8”, (tipo de cámara casero, con la que se iniciaron muchos directores, entre ellos JJ Abrams y Spielberg) y en medio de su rodaje captan el descarrilamiento de un tren del ejercito donde “algo” se escapa y comienza a aterrorizar el pueblo. La cinta en 8 mm (aun sin revelar) tendrá el secreto que los militares ocultan y los llevará a la gran aventura de sus vidas.

Del lado de los personajes tenemos un grupo de chicos, todos actores novatos, (incluso para varios era su primer papel en una película) que nos brindan grandes actuaciones, con diálogos y momentos clásicos de películas adolescentes en donde se aprecia que tuvieron libertad para aportar su espontaneidad de niños en muchas escenas; esta libertad les permite trabajar como un grupo que nos convence de su amistad y permite percibir ese espíritu de camaradería requerido para contar la historia. Es una lástima que el nivel de las actuaciones de los personajes de los adultos esté muy por debajo que  la de los niños. Estos personajes hubiesen permitido mirar la historia principal desde otros ojos y aportar nuevos elementos a esta gran película.

La película no tienes grandes efectos especiales, producto de su presupuesto bastante moderado comparada con los estrenos de este verano 2011, pero no desmerece para nada, exceptuando algunas escenas cerca del final de la cinta. Pero otras como por ejemplo la secuencia del tren cerca del inicio de la película son brillantes. Hecha con toda la calma del mundo, permitiendo al espectador presenciar con lujo de detalles uno de los mejores descarrilamientos que se han llevado recientemente al cine. Y apoyada en las magnificas actuaciones de los niños, en el momento que esto ocurre; sencillamente porque actúan como niños en una situación como esta. Otro aspecto que se puede considerar un desacierto es el “algo” que se escapa del tren; no profundizaré mucho para no quitarle emoción a las personas que no han visto la película, pero no logra impresionar y toma algo de tiempo entender lo que se pretendía hacer con este singular personaje. Que por cierto a ratos se percibe como si fuera el humo negro de “Lost”.


Si aun no ha visto esta película lo invito a que se de una vuelta por el cine, aprovechando que en la mayoría de países aun está en cartelera, y recuerde como era mirar el mundo con otros ojos. Eso sí, antes de entrar a esa sala de cine, pídale permiso a ese niño que se emocionó al ver ET y regálele este gran homenaje al cine de aventuras. Después de verla, independiente si le gustó o no, lo invito a que exprese abiertamente sus comentarios. Si ya la vio, anímese también y comparta con las personas que leen estas líneas su opinión de esta (a juicio personal) gran cinta.

Y para terminar a los que no la han visto, no cometan mi error y quédense hasta los créditos finales para ver el cortometraje de los muchachos terminado. Nada del otro mundo, pero es gracioso. Y desde ya se oyen sugerencias para futuras críticas, sobre todo de películas fuera de cartera.


 Prejuiciometro: 




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